El buen oyente – Carolina de Valle – Devocional Infantil

El buen oyente

Salmo 46:7

“Las naciones rugen, los reinos tiemblan, la tierra se deshace cuando él deja oír su voz”.

– Andrea me enoja – declaro Lily mientras entraba en la casa – ¡Cuando estamos jugando ella nunca escucha ninguna sugerencia que le hacen los otros niños! ¡Quisiera que se quedara queta por un minuto!
– Bueno, solo asegúrate de no permitir que nadie te impida escuchar cuando la maestra está hablando – le aconsejo su mamá – El escuchar es tu responsabilidad.

Después de la cena, fue el turno de Lily para leer una selección para el devocional familiar. Ella se apresuró leyendo los versículos de la Biblia antes de terminar con una oración rápida.

– ¿Alguien tiene algún comentario? – preguntó, sentándose en el borde de la silla – Si no, yo tengo que hacer una llamada telefónica.
– Esto fue rápido – dijo el papá – y si yo tengo una nota de alabanza que compartir. Esta mañana, yo sabía que en mi corazón que el Señor me estaba diciendo que perdonara a un hombre en mi trabajo por algo que había dicho de mí. Yo oré al respecto, y luego cuando vi al hombre, le dije que le perdonaba. Fue algo difícil de hacer, pero me siento mucho mejor ahora. Estoy agradecido al Señor por haber hablado con suavidad a mi corazón sobre este asunto y haberme ayudado a tomar la decisión correcta.
– ¿Cómo habla Dios? – pregunto Lily – el nuca me ha hablado a mí de esa forma.
– ¿Podría ser que nunca tomas tiempo para escuchar? – pregunto el papá.
– ¡Yo escucho! – protesto Lily – Mi maestra dice que soy una de las mejores oyentes.
– Puede seas una buena oyente en la escuela – dijo su mamá – Pero ¿Escuchas en realidad lo que Dios desea decirte?
– Toma esta noche como ejemplo – dijo el papá – Tú vas de carrera en la lectura bíblica y oras antes que tengas la mínima oportunidad de escuchar el mensaje de Dios para ti. Necesitas meditar en lo que lees, pensando con cuidado sobre el asunto. Luego le pides Dios que te ayude a saber cómo y dónde necesitas aplicarlo en tu vida.
– ¿Recuerdas cómo querías que tu amiga Andrea se quedara quieta un minuto? – le pregunto la mamá – Yo pienso que a Dios le gustaría que te quedaras y le escucharas a Él también.

Recuerda:

Asegúrate de sacar tiempo para escuchar a Dios. También lee una y otra vez las escrituras. Medita en lo que ellas dicen, y quédate quieto lo suficiente como para escuchar a Dios.

Autor: Carolina de Valle

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