¿Gran cosa? – Carolina de Valle – Devocional Infantil

¿Gran cosa?

2 Pedro 3:14gran_cosa[1]

“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz”.

– ¡Oh, mira Teresa, vestidos en oferta! – exclamo Bárbara – Estoy contenta de que mami dijo que podría escoger mi propio vestido. Quizás encuentre algo aquí.
– Ten cuidado – le advirtió su hermana mayor – ¿Viste esto? – dijo señalando un cartel encima de los vestidos con una palabra escrita con letra muy pequeña – Ligeramente manchados, reducidos de precio en gran manera. Toda venta ni admite devolución – leyó, miro a Bárbara y le dijo – Más vale que los revises bien.
– Lo hare – le aseguro Bárbara – ¡Oh! Esto es justo lo que quiero para el banquete de la Iglesia

Pero ciertamente, había una pequeña mancha justamente al frente de la falda.

– Lo limpiare – declaro Bárbara – No es gran cosa.

Bárbara compro el vestido, pero después de dos lavadas, la mancha aun estaba.

– Menos mal que no pague mucho dinero por el – se quejo
– Menos mal – dijo la mamá. Entonces frunció el ceño – Por cierto vi, a Sandra en la tienda hoy – añadió – Me dijo que le habías dicho que no habría espacio en el auto para que ella fuera al banquete ¿Por qué le dijiste eso? Tendremos espacio suficiente.
– Pero Linda viene con migo y en realidad no queremos que Sandra venga con nosotros – dijo entre dientes – No es gran cosa.
– ¿Como la mancha de tu vestido nuevo? – le pregunto la mamá suspirando – Esa mancha bajo mucho el valor del vestido. Eso también puede suceder al testimonio de un cristiano.
– ¿Qué quieres decir? – pregunto Bárbara.
– Quizás lo que dijiste a Sandra no fue gran cosa para ti. Quizás lo consideres un pecado pequeño, solamente una mancha pequeña – dijo la mamá – Pero cuando Sandra descubra que mentiste, tu testimonio cristiano ante ella será reducido en gran manera. ¿Crees que esto le ayude a querer ser cristiana?

Bárbara bajo la cabeza. Sabía que su mamá tenía razón.

– No es demasiado tarde para hacer algo al respecto – dijo la mamá – ¿Por qué no llamas a Sandra y le dices que puede ir con nosotros?
Bárbara asintió con la cabeza y se dirigió hacia el teléfono.

Recuerda:

El pecado mancha tu testimonio

Autor: Carolina de Valle

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