La muñeca empolvada – Carolina de Valle – Devocional Infantil

La muñeca empolvada

Romanos 8:39muñeca_empolvada[1]

“Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

Una noche, cuando Sara daba las buenas noches, su mamá noto que ella parecía molesta.

– He estado un poco preocupada últimamente, mami – Sara confeso vacilante – Después que le pedí a Jesús que me salvara, por un tiempo estuve muy contenta. Pero, he pecado muchas veces, desde entonces, como cuando me puse tan molesta con Javier esta noche. Le pedí a Jesús que me perdonara pero sé que Él no está contento conmigo. ¿Y qué diré de las veces que peco sin darme cuenta, o cuando se me olvida pedirle a Dios que me perdone? ¿Estoy aun salva?
– La muerte de Jesús pago por nuestros pecados – le dijo su mamá mientras la abrasaba – Y Jesús mismo dijo: Ningún hombre puede arrebatar (a los Cristianos) de la mano de mi padre. Él no te va a desheredar después que has confiado en Él.
– Supongo que es cierto – dijo Sara con alivio, pero ella no lucia convencida.

Mientras la mamá miraba alrededor de la habitación; se fijo en una muñeca en el armario de Sara.

– Noto que has limpiado esa muñeca – le dijo – dime de nuevo de donde salió.
– ¿Sabes mamá? – le contesto sonriendo – La señora Pérez la saco con su basura. Estaba cubierta de fango y polvo. Yo la limpie y le puse ropa limpia. Ahora luce muy bien ¿No lo crees?
– Si – dijo la madre de acuerdo – es hermosa, disfrútala mientras puedas. ¿Sabes? este cuarto se llena de polvo en esta época del año. Pronto tu muñeca estará llena de polvo, y luego supongo que la botaras a la basura.
– ¡botarla a la basura! – exclamo Sara – ¿Estas bromando? Aun cuando se llene de polvo nunca podrá lucir peor que cuando la encontré. Simplemente la limpiare cada vez que lo necesite.
– Yo sabía que dirías eso – dijo la mamá sonriendo – Querida Dios te ama mucho más de lo que tu amas esa muñeca. Simplemente, Él no va a echarte fuera ahora, después de lo que ha hecho por ti, siempre estará dispuesto a limpiarte.

Recuerda:

Confía en Dios y cree en sus promesas, para que siempre conozcas la paz del perdón y el gozo de su salvación.

Autor: Carolina de Valle

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